Clasificación:
• Orden: Characiformes.
• Familia: Erythrinidae.
Este pez habita en casi todos los cursos de agua, lagunas, tajamares, etc.
Esta especie habita desde el Amazonas hasta la región subtropical del litoral mesopotámico argentino. El género Hoplias, habita desde la cuenca Paraná-Plata hasta cuenca del Rio salado y prov., de Bs.As. En Uruguay habita en casi todos los cursos de agua incluyendo lagunas, tajamares, lagunas temporales y semi-temporales.
Su color es pardo en la región dorsal, atornasolado con manchas en ambos flancos y blanco amarillento en la zona ventral. La coloración de la tararira puede variar por tener en su piel abundancia de células pigmentarias llamadas cromatóforos, unidades que reaccionan ante pautas impuestas por el medio externo (temperatura, transparencia y grado de salinidad del agua) y del medio interno (libreas nupciales, irritabilidad, etc.)
El tamaño en los adultos llegan a pesar unos 3 kilogramos y a medir más de 70 cm, aunque en lugares favorecidos pueden lograr mayor tamaño. Aquí en nuestro país se han capturado especímenes adultos que superan los 7 Kg.
Diferencias sexuales:
No existen diferencias sexuales aparentes.
Temperatura:
de 18 a 28 ºC.
Agua: pH 7,4°C y dureza media.
Acuario:
El acuario debe ser grande ya que el tamaño del pez lo requiere, tendrá un fondo preferentemente fangoso y vegetación para ofrecerle intimidad.
Alimentación:
Son peces básicamente ictiófagos, aunque suelen alimentarse también de crustáceos, moluscos e insectos. Cazan al acecho, es decir, esperan escondidos e inmóviles que su presa pase cerca para atacarlas con un movimiento espontáneo y letal.
Comportamiento:
Cazadora por naturaleza se lo considera como uno de los peces más voraces. Tiene un alto sentido de la sociabilidad y de la familia. Macho y hembra alternan tareas de confección y oxigenación del nido y luego del nacimiento protegen celosamente a sus crías.
Reproducción:
El desove comienza a realizarse en primavera. La ovoposición es gradual, sucediéndose las puestas hasta fines del verano alcanzando a generar unas treinta mil huevas por temporada. A los pocos días de haberse llevado a cabo la fecundación, se completa el desarrollo embrionario eclosionando un inquieto alevino que en ocasiones puede llegar a medir hasta un centímetro de longitud. En la primera etapa los pequeños se alimentan de un rico nutriente que llevan dentro de su saco vitelino. Luego predan sobre distintos tipos de microorganismos acuáticos y por último comienzan a capturar alevines y juveniles de otras especies para así dar inicio a un régimen alimentario ictívoro por excelencia.
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